Juan Carlos Garavaglia, RENTAS, DEUDA PÚBLICA Y CONSTRUCCIÓN ESTATAL: LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA, 1852-1861

Pasearse por los jardines del Palacio San José o por los umbroso corredores que llevan a la sorprendente biblioteca del Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, permiten al visitante tener una idea bien concreta acerca de algunas de las múltiples aristas de ese personaje peculiar y complejo que era don Justo José de Urquiza, tan maltratado por los políticos porteños contemporáneos a quienes “regaló” la victoria de Caseros (y quienes le pagaron con el máximo desprecio). No parece el Palacio San José la morada de un “caudillo salvaje y brutal”, ni el Colegio del Uruguay, nacido en medio de las cuchillas y montes de Entre Ríos, se asemeja en nada a una visión ramplona para una institución cultural de alto vuelo pensada para un país con futuro. La historiografía académica tampoco trató demasiado bien al entrerriano. Y sobre todo, decidió casi ignorar, salvo honradísimas excepciones, el periodo de la Confederación Argentina, como si éste hubiera sido sólo un mal paréntesis fatalmente destinado a naufragar ante el éxito de la “Organización Nacional” liderada por los hombres de Buenos Aires. Es notable en este sentido que el mejor estudio y de lejos, sobre el periodo, escrito por un historiador norteamericano, haya sido publicado en castellano hace casi medio siglo. La Confederación fracasó allí donde la Nación triunfó –léase “Urquiza fracasó donde Mitre triunfó”- nos dijeron una y otra vez. Es más, según esta visión, todo o casi todo, se hizo a recién partir de Pavón y, por supuesto, desde la “Atenas del Plata”: unas rentas nacionales, un ejército nacional, unas instituciones nacionales, et ainsi de suite

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